Hidrología |
El drenaje periférico de los macizos está asegurado
por cuatro ríos:
El río Miera, cuyo modesto caudal se incrementa, sobre todo, gracias
a los afluentes de la margen izquierda, como el río del Carcabal y
el manantial relacionado con la Cueva del Serreno, aguas arriba de San Roque.
El río Asón, que nace en el pintoresco manantial de La Cascada.
Rápidamente aumenta su caudal por mor de los aportes en ambas riberas
procedentes de redes subterráneas. El río Bustablado confluye
con él en Arredondo.
El río Gándara, que nace a 565 metros de altitud en el manantial
más importante de la región. Su curso no converge con el del
Asón hasta mucho más adelante, en Ramales de la Victoria.
En periodo de estiaje, tanto el río Miera como el Asón presentan
algunos tramos completamente secos, en aquellos lugares en los que atraviesan
niveles calizos.
Los escasos cursos de agua que discurren en el corazón de los macizos,
como el río de la Sota, se pierden rápidamente bajo tierra.
El drenaje, por tanto, es casi en su totalidad subterráneo, lo cual
da testimonio de la importancia de los procesos kársticos.
Principales manantiales del macizo
(versión
ampliada)
La alternancia de capas impermeables y series calcáreas
da lugar a una superposición de dominios kársticos (“karst
en milhojas”). Como consecuencia del buzamiento general hacia el sureste,
cada nivel calizo karstificado, junto con su correspondiente substrato, se
sitúa por encima de la secuencia subyacente emplazada más al
norte. El resultado es una serie de sistemas hidrológicos independientes,
escalonados.
Por ejemplo, las redes del Hoyo Grande —que totalizan más de
30 kilómetros— se desarrollan unos 400 metros por encima de los
cuarenta kilómetros del conjunto Hoyo Salcedillo – Cueva Fresca.
De igual modo, el karst de Peña Lusa está suspendido 500 metros
por encima del colector del Gándara.
Cada nivel impermeable local puede engendrar circulaciones subterráneas,
lo cual, por ejemplo, es particularmente llamativo en el Picón del
Fraile, donde se puede observar un hermoso apilamiento de cavidades, incluso
en el interior de las calizas del nivel 13.
Pese a ello, aquí vamos a considerar fundamentalmente los substratos
más espesos, los cuales van a determinar la presencia de cuatro pisos
karstificables principales, que son, a priori, totalmente independientes.
La orientación de las circulaciones subterráneas se ve afectada
por el doble juego del buzamiento y la fracturación. El simple examen
de los cursos hipogeos explorados y de sus exutorios muestra que «el
agua va hacia el este», hacia los ríos Bustablado, Asón
y Gándara.
Varios factores han de ser tenidos en consideración. En primer lugar,
el buzamiento al suroeste de una buena parte de los macizos situados en el
flanco meridional del anticlinal de Socueva, cuya consecuencia es el basculamiento
generalizado de los substratos impermeables hacia el este o el sureste. Por
otro lado, la naturaleza calcárea de los terrenos a lo largo del Asón,
mucho más acentuada que en el margen del Miera. El resultado es la
formación de un endokarst muy desarrollado en la parte oriental, ligada
a una vigorosa erosión de los valles, cuyo nivel de base se encuentra
muy bajo.
La exploración espeleológica demuestra cada vez más el
papel fundamental de ciertas fracturas en la génesis de los conductos
vinculados a circulaciones hídricas pretéritas o actuales. Tienen
particular importancia los accidentes tectónicos oeste–este,
a menudo puestos de manifiesto por otras roturas meridianas (Cueto, Fresca,
Covalagua, Salcedillo), o de dirección N–50°, más
al sur (Salcedillo, Picón del Fraile).
No hay que ser un adivino para comprender por qué las circulaciones subterráneas tienen pocas posibilidades de alimentar el río Miera, que circula en el fondo del valle, a la derecha de la fotografía. El buzamiento se hunde hacia el este y las cavidades se desarrollan en niveles calizos fácilmente identificables en la imagen, yendo a parar a los potentes manantiales de los valles de Bustablado, Asón y La Gándara..
n° |
Emergence |
Altitude |
Cavités
en relation |
Bassin |
187 |
Cueva la Cueva (source temporaire) |
225 m |
Cantu Encaramao ? |
Río Bustablado |
2025 |
Molino (rive gauche) |
201 m |
Cueva del Molino, Sumidero de Orcones, Pasillo, Cantu Encaramao (?) |
Río Bustablado |
188 |
Coyorinto |
247 m |
Cueva Coyorinto |
Río Bustablado |
85 et 275 |
170 m |
Cayuela, La Canal, Riañón, Los Moros, Bernallán. | Río Bustablado |
|
629 |
Idesa |
175 m |
Carrera (?) | Río Bustablado |
189 |
Hoyo |
165 m |
Río Bustablado |
|
63 |
Cubera |
191 m |
Cueto-Coventosa, Tejón, Damocles | Rio Ason |
640 |
Sordo |
209 m |
Cueto-Coventosa, Tejón, Damocles |
Río Asón |
316-317 |
Brenuca |
1200 m |
Cuevas de Brenuca | Río Asón |
10 |
830 m |
Munio | Río Asón |
|
61 |
Cuesta Avellano |
825 m |
Cuesta Avellano, Primavera ? | Río Asón |
398 |
Cubillo de Asón |
237 m |
Cubillo de Asón | Río Asón |
32 |
600 m |
Agua | Río Asón |
|
17 |
Huerto del Rey |
345 m |
Fresca, Salcedillo ? | Río Asón |
60 |
Manantial de Cantones de Cailagua
(n°1 et 2) |
430 |
Haza tras el Albeo ? | Río Asón |
101 |
Cascada |
613 m |
Hoyo Grande, Haza ? | Río Asón |
100 |
582 m |
Cueva de la Fuente del Ason | Río Asón |
|
660 |
Horneo (Acebal) |
822 m |
Río Asón |
|
887 |
Fuente Besón |
740 m |
Cueva de la Carrona | Río Asón |
489 |
Miaderos |
1165 m |
? |
|
575 |
Fuente de las Mosquillas de
Jonzanales |
1300 m |
Cuevas de Jonzanales | - |
1204 |
Fuente sous le col d'Asón
(captage) |
565 m |
Torca de la Vaca (?) |
Río Gándara |
76 et 77 |
565 m |
Gándara, grottes du Picón del Fraile, grottes de la Lunada. | Río Gándara |
|
53 |
565 m |
Trop plein temporaire de la précédente (76). | Río Gándara |
|
- |
Fuente del Cuadreo + émergences
inconnues |
495 m |
Lobo, Peña del Trillo | Río Gándara |
458 |
Gorgullones (Résurgence temporaire) |
896 m |
Regard et trop-plein de la précédente. | Río Gándara |
408 |
Higuero |
335 m |
Río Miera |
|
655 |
Fuente Conseguro |
400 m |
Cueva 1110 (C100) |
Río Miera |
La posición de los principales manantiales está lógicamente determinada por la geología. Numerosos niveles arcillo–margosos o areniscosos pueden actuar como pantallas impermeables, pero los principales substratos son las areniscas de Socueva, las de Asón, las margas negras de Soba y las areniscas de la Breña.
Se dan cuatro tipos diferentes de dispositivos en los manantiales de la región: :
Se trata del caso más simple. Alguno de los numerosos bancos de areniscas o margas existentes sirve de substrato a las aguas que discurren en las calizas situadas justamente encima. Tal substrato se encuentra, evidentemente, muy por encima del nivel de base del valle. A lo largo del Val de Asón encontramos ejemplos muy llamativos, como la cueva del Río Munío, el manantial de Cuesta Avellano y Covalagua, resurgencias colgadas sobre la potente serie de areniscas de Asón (5/7). La Cueva de la Cascada (o del Nacimiento del Asón) se encuentra sobre una delgada capa de arenisca intercalada entre las calizas de la Colina (10). Durante los períodos de crecida, estas resurgencias vomitan hermosas cascadas visibles de lejos (Covalagua, la Cascada).
Covalagua se encuentra al pie de un banco de caliza, en el contacto con un nivel espeso de arenisca..
La Cubera vierte su caudal al río Asón a causa
de la barrera provocada aguas abajo por el abombamiento anticlinal de las
areniscas de Socueva (1). En la margen contraria, y conforme al mismo esquema,
se encuentra el manantial del Praduco.
Las fuentes temporales del río Sordo, por su parte, tropiezan con las
areniscas de Asón. Remontando el curso del río hallamos el manantial
temporal del Huerto del Rey, vinculado a la Cueva Fresca, allí donde
las areniscas de Asón también han creado una barrera. En la
margen contraria existe otro manantial de origen análogo, las Fuentes,
donde resurgen las aguas del sistema de Garma Ciega.
Las fuentes del Gándara se localizan al pie de unos soberbios lentejones de calizas arrecifales (mud–mounds), que se convierten rápidamente en formaciones arcillo–areniscosas y, a continuación, dan paso a las margas de Soba. Todas las aguas infiltradas al oeste y suroeste (Lunada, Picón del Fraile, Hondojón) parecen quedar atrapadas por esta gigantesca barrera impermeable, siendo orientadas hacia el único desagüe posible, para alumbrar el río Gándara.
Un hermoso ejemplo de este tipo de surgencia lo hallamos en el manantial de Cuvío Bramante. La fuente permanente y los desagües temporales escalonados se alinean a lo largo de una falla que pone en contacto las formaciones de areniscas y margas impermeables que sirven de barrera, al norte, con las calizas masivas del compartimento situado al sur, las cuales albergan las circulaciones kársticas.
El lector podrá encontrar descripciones más detalladas en el análisis de las cavidades de cada sector.
El manantial del río Gándara surge al pie de un gigantesco derrumbe. Su caudal confluye rápidamente con el curso temporal del Río Chico (arriba a la derecha) y, a continuación, discurre tranquilo sobre las margas negras de Soba.
En ausencia de un manantial principal conocido, creemos que el conjunto de redes subterráneas exploradas y sus circulaciones activas están vinculadas: la Cueva del Lobo, la red de la Porra del Trillo – la Tramasquera y, sin duda, la Torca de los Morteros, en Burgos. La Cueva de los Gorgullones no es otra cosa que un exutorio temporal que permite advertir la presencia de un colector en la zona septentrional del macizo, ligado a la Cueva del Lobo. Todo hace pensar que el conjunto de circulaciones hídricas subterráneas va a resurgir en el valle del río Gándara, bastante más al este. Hasta la fecha solo hemos localizado un manantial, la Fuente de Cuadreo, cerca de Valcaba; más allá la búsqueda ha resultado vana.
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