Geografía Física y geología |
Uno de los rasgos que más sorprende al visitante de
la comarca del Val de Asón es, sin lugar a dudas, la variedad de sus
formas de relieve y el contraste de color entre los verdes “irlandeses”
y el blanco de los murallones y las moles calizas.
La naturaleza geológica local tiene un marcado papel en todo ello,
debido a que, si bien la estructura del conjunto es relativamente simple,
la espesa serie litológica es rica y compleja y presenta numerosos
cambios laterales de facies y alternancias múltiples entre calizas,
areniscas, margas y siltitas. La dureza relativa de cada una de estas rocas
ejerce una influencia notable sobre el relieve; de igual modo, su diferente
composición química afecta indirectamente a la vegetación,
a través del tipo de suelo. La consecuencia más espectacular
de todo ello ha sido el esculpido de gigantescas escaleras rocosas, de cientos
de metros de altura, como las que pueden contemplarse en las gargantas de
Rolacía (foto), el Picón del Fraile y las empinadas laderas
que dominan las cabeceras del valle del río Miera.
Brañas apacibles tropiezan con áridos lapiaces, bajo la influencia de la fracturación o la estratigrafía. Aquí, por ejemplo, al franquear la falla de Las Pasadas (visible a la derecha en la fotografía), pasamos de las landas sobre las areniscas de las cercanías de La Muela a los lapiaces acerados de Bordillas y el Alto del Tejuelo. Pero no hay que fiarse de las apariencias, ya que es posible encontrar cavidades importantes en cualquiera de los dos tipos de terreno. Por eso, el espeleólogo perspicaz deberá olvidar ciertos clichés y buscar en todos los rincones.
A la altura de San Roque de Río Miera y al sur de Arredondo, un abombamiento de dirección OSO–ENE afecta a los terrenos de la región de Asón.
De part et d'autre des failles de Bucebron les
strates plongent soit vers le nord (Muela), soit vers le sud (Porracolina).
(Les commentaires
apparaîssent en survolant l'image avec le pointeur.)
Se lo conoce como anticlinal de Socueva y está surcado por grandes fallas axiales paralelas, algunas de las cuales presentan importantes saltos, que llegan a alcanzar 200 metros al pie del Alto de Porracolina. Estos accidentes provocan algunos pinzamientos subhorizontales entre los flancos norte y sur del pliegue.
Le relief de faille sur le flanc nord de l'alto de Porra. L'accident
met en contact des formations gréseuses (7) et les calcaires récifaux
de bucebron (4).
(Les commentaires
apparaîssent en survolant l'image avec le pointeur.)
Hacia el norte, los estratos buzan entre 10 y 20°. En la zona del Alto del Tejuelo, numerosas fracturas de eje SO–NE dan lugar a una sucesión escalonada de compartimentos.
Le rebord de l'Alto de Tejuelo en rive droite du Rio Miera. Les failles relèvent de façon répétitive les escarpements calcaires.
Un accidente importante, de dirección oeste–este,
prolonga la falla de Esles y marca aproximadamente el curso del río
Bustablado.
El flanco sur del anticlinal abarca una superficie mucho mayor. De entrada
presenta una zona fracturada muy compleja, en los Altos de Rolacía
(Elguerón, Regato Callejón), para, a continuación, proseguir
más suavemente su hundimiento progresivo hacia el sur–sureste,
con un buzamiento medio de 10°. Al sur de Peña Lusa, cerca del
límite con la provincia de Burgos, aparecen algunas roturas importantes.
La estructura general del anticlinal provoca la emersión de los terrenos más antiguos (Wealdiense) en los rebordes de San Roque de Río Miera y Socueva. A partir de ahí, hacia el sur, los sedimentos que los recubren son cada vez más recientes, llegando al Albiense superior.
El mapa geológico de la región es, desde nuestro
punto de vista, poco preciso y tiene algunos errores de bulto. Aparte de presentar
ciertas lagunas en lo que se refiere a la estructura, como la omisión
de algunas fallas importantes (Brañuca), tiene fallos que afectan a
la estratigrafía. Por ejemplo, algunos niveles impermeables de areniscas
—como el de El Albeo— o margas, no figuran en él, a pesar
de que juegan un papel considerable como substrato en ciertos procesos de
karstificación. Más grave aún es la reunión de
distintas series de calizas en un mismo paquete, cuando, en la práctica,
se trata de capas muy diferentes que encierran en su interior redes subterráneas
totalmente independientes. Por ejemplo, las calcarenitas de La Porra se han
unido a las calizas de los Altos de Rolacía e incluso a las de Las
Pizarras. De igual modo, los niveles calcáreos del Picón del
Fraile se confunden con las calizas de Peña Lusa. En suma, se han agrupado
en un mismo paquete unos 600 metros de estratos con dos niveles margo–areniscosos
intercalados, uno de los cuales tiene una potencia de 150 metros…
El mapa geológico que presentamos aquí trata de llenar, sin
grandes pretensiones científicas, algunas de esas lagunas.
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