Sector 8 : ALTO MIERA

Geología e hidrología

Marco geológico e hidrológico

Ascendiendo de San Roque a Lunada se puede contemplar una secuencia de capas geológicas cada vez más modernas, que va de las areniscas de San Roque (formación del río Yera o nivel 1) hasta el complejo calizo-areniscoso de la Colina (nivel 10). El basculamiento general hacia el sureste es más acentuado llegando al portillo de Lunada, donde el buzamiento puede alcanzar 40° en la parte más occidental.
Al norte del sector, en el fondo de la garganta del Miera, el karst se ha instalado en las calizas de transición que descansan directamente sobre los niveles areniscosos de San Roque. Las galerías de la Cueva de los Chivos Muertos parecen haber servido de cortocircuito al antiguo curso del río —o también pudiera ser que el karst situado al oeste del Miera hubiera sido tajado por el hundimiento progresivo del cauce del río.

El Alto Miera contemplado desde los Picones de Sopeña. A la derecha, la cumbre del Picón del Fraile, enmascarada por las nubes, domina la característica escotadura del collado de Lunada. Los bancos calizos que interrumpen las pendientes de hierba encierran las pocas cavidades que se conocen a fecha actual. Su presencia es debida, en parte, a una antigua actividad glaciar que ha sido puesta de manifiesto por la existencia de morrenas como la de Brenaescobar (en el ángulo inferior izquierdo de la foto). El buzamiento hacia el sureste, por su parte, explica la ausencia de manantiales en el valle.

Por lo que se refiere a la parte meridional, las hipótesis son, por ahora, bastante aleatorias. No se conoce ninguna zona de emergencia de las aguas en la margen derecha del Alto Miera; algo que parece lógico si se tiene en cuenta la orientación del buzamiento de los estratos hacia el sureste. Por tal motivo, parece lógico pensar en un drenaje bastante más largo, en dirección a los manantiales del Val de Asón o de La Gándara, al este. Lamentablemente, las exploraciones llevadas a cabo hasta la fecha son modestas y no han permitido obtener resultados tangibles.
De arriba abajo podemos considerar la presencia de tres unidades karstificables aparentemente diferenciadas:
- Los bancos calizos del pico Veinte y de Las Pizarras (calizas de la Colina, nivel 10; véase corte estratigráfico).
- Una serie calcárea de unos 100 m de espesor, que constituye la prolongación lateral de los bancales del Hoyo Salcedillo y, por tanto, del complejo areniscoso de los Altos de Rolacía (nivel 8).
- Un episodio calizo, a media vertiente, taladrado por simas cuya exploración apenas acaba de comenzar. Esta unidad prolonga hacia el sur las calizas de Calseca (calizas de la Peña Lavalle, nivel 3).
Las resurgencias de estos niveles serían, a priori, la Cubera y el manadero del río Sordo, ¡nada menos que en el valle de Asón!



Prospección en las laderas del río Miera, justo por debajo del pico Veinte.

 

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