Géologie-Hydrologie |
Desde el punto de vista estratigráfico,
el Picón del Fraile presenta, desde Bustalveinte y con un espesor de
unos 300 metros, una sucesión extremadamente variada de areniscas de
todo tipo, margas, calizas margosas y calizas, en bancales de entre 5 y 20
metros. La erosión diferencial ha dado a esta zona el aspecto de una
gigantesca escalera, con un dominio de las arensicas en la base y una presencia
más importante de las calizas en la mitad superior.
En su parte más baja, esta serie parece ser el equivalente de los últimos
depósitos de areniscas y calizas de la Colina, más al norte
(nivel 10). La parte superior corresponde a las calizas del Picón del
Fraile (nivel 13) en sentido estricto, con cuatro bancales calizos principales
repartidos a lo largo de un espesor de 150 metros. Su carácter calcáreo
se acentúa hacia el este (Alto de la Posadía - Los Campanarios),
y el nivel llega a imbricarse en el potente lentejón calizo de Picos
Albos (Peña del Becerral), a cuyo pie nace el río Gándara.
Más al este, el bancal de arenisca que corona las cumbres (Las Motas)
ha protegido en parte el estrato calizo subyacente. La erosión ha tallado,
a favor de las fracturas, un soberbio y sorprendente conjunto kárstico
de cerros testigos, alineados entre las zonas de lapiaz. Estas areniscas son,
en realidad, una prolongación de las de La Breña (nivel 14),
las cuales constituyen el substrato impermeable de Peña Lusa. En conjunto,
la serie del Picón del Fraile es de edad Albiense (secuencias de Carrinal
y Lavín del tercer sistema de depósitos urgonianos, o U3).
La vertiente occidental del Picón del Fraile muestra una serie de gradas que dan testimonio de la variedad de tipos de rocas.
Los estratos están afectados por un buzamiento
de unos 12° al este. A pesar de no existir fallas importantes, la fracturación
es notable. La fotografía aérea permite apreciar varias direcciones
preferentes de rotura: N10°, N22°, N50°, N90°, N95°; el
examen de las topografías muestra con claridad su influencia en la
génesis de las cavidades.
Todos los pequeños torrentes que circulan en las principales cavidades
se encaminan hacia el este. La orientación general de las cuevas, el
buzamiento y la ausencia de un obstáculo geológico conocido
parecen designar el manantial del Gándara (alt. 565 m) como resurgencia
de las aguas. El descubrimiento de la red del Gándara y sus múltiples
uniones con las cavidades del Picón del Fraile atestiguan esta hipótesis,
la cual concuerda con el esquema clásico de los drenajes desde el oeste
hacia el este, presente en todos los macizos situados entre los ríos
Miera y Asón.
La correspondencia entre las cavidades de la parte superior del Picón
(Jabato, Requiem) y la gran red del Gándara parece evidente; sin embargo,
no ocurre lo mismo con las cuevas activas del nivel inferior (Bustalveinte,
Conejos). Por uno u otro medio (fallas de Hondojón y Ullés,
por ejemplo) se impone la necesidad de que las aguas puedan franquear por
arriba la pantalla impermeable que separa ambas partes. Sólo cavidades
como la Cueva de la Carroña, en el margen sur de La Posadía,
parece que pudieran escapar al drenaje de la Gándara para alimentar
una pequeña surgencia, Fuente Bazón.
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