Geología e hidrología |
La geología local está marcada por una sedimentación calcárea imponente, que deja a la vista soberbias masas lenticulares o mud mounds (calizas de Las Machorras 1), prolongadas o coronadas por calizas de plataforma (calizas de Las Machorras 2). Unas y otras constituyen lo esencial del edificio de Peña Lusa (nivel 16; véase corte estratigráfico). El espesor de los lentejones puede sobrepasar los 50 m, pero, debido a su apilamiento y eventual superposición, pueden llegar a alcanzar una potencia que sobrepasa los 200 m. Cada mud mound está formado por un núcleo y una coraza (capping-beds). La parte central corresponde a la constructiva y contiene micritas asociadas a bioclastos diversos diseminados (madréporas, rudistas, erizos). Las capping-beds están constituidas por bancales de calizas bioclásticas que recubren el núcleo y que, por tanto, están afectadas por una inclinación original que se hace evidente.
Las capping-beds están constituidas por bancales de calizas bioclásticas que recubren el núcleo y que, por tanto, están afectadas por una inclinación original que se hace evidente.
Todas estas formaciones calizas reposan sobre
un conjunto de margo-calizas (nivel 15) y areniscas (areniscas de La Breña,
nivel 14). La potencia de este zócalo es difícil de evaluar
y debe alcanzar al menos 100 m. Estos afloramientos basales deben constituir
el límite geológico profundo del macizo de Peña Lusa.
Al oeste, el conjunto de formaciones del macizo se apoya en las calizas del
Picón del Fraile (nivel 13). Al noreste, la presencia de las margas
negras por debajo de las areniscas, en los desprendimientos de la zona de
Los Gorgullones, parece poner en evidencia que la serie se apoya en las formaciones
detríticas de Soba (nivel 11). Al este, los mud mounds están
rodeados por las formaciones arcillo-areniscosas de Cañedo y el collado
de la Sía. Por debajo, las margo-calizas se prolongan en la distancia,
más allá de Valcaba (véase hidrología). Al oeste,
los lentejones calizos construidos ceden el sitio a dos niveles de estratos
calizos separados por horizontes margo-calcáreos y algunos bancales
areniscosos, que pueden distinguirse fácilmente en la vertiente burgalesa.
Las formaciones de Peña Lusa corresponden a tres secuencias (Valcaba,
Camporieza y Busquemao) del tercer sistema de depósitos urgonianos
(U3, Albiense medio).
Todas las formaciones sedimentarias de Peña Lusa han experimentado un movimiento bascular general hacia el sureste, que no ha hecho sino prolongar la estructura monoclinal del flanco meridional del anticlinal San Roque / Socueva (macizo de Porracolina), fruto de la tectónica terciaria pirenaico-cantábrica. El buzamiento al sureste alcanza valores de entre 10 y 12°, los cuales, sumados a la inclinación de las capping-beds, provocan fuertes pendientes (45 grados) en algunas juntas de estratificación, sobre las cuales se han modelado soberbios lapiaces, cuyo recorrido puede resultar comprometido en caso de lluvia o niebla.
En el flanco noreste de Peña Lusa, la inclinación de los lapiaces es debida, sobre todo, a la presencia de lentejones calcáreos, cuya coraza (capping-beds) puede alcanzar en algunos lugares 45 grados de pendiente.
El modelado de Peña Lusa muestra señales
de la acción glaciar cuaternaria y los procesos kársticos. La
depresión de Zucía, con sus morrenas que descienden muy abajo,
en dirección a Cañedo, es un magnífico ejemplo de circo
glaciar retocado por la acción del karst. En 1961 fue objeto de un
estudio por parte de Francisco Hernández Pacheco, quien señaló
la presencia de dos frentes de morrenas superpuestas: el más reciente
estaría situado entre 920 y 1020 m de altitud y recubriría un
nivel más antiguo que desciende hasta los 820 m. En nuestra opinión
esta morrena desciende mucho más abajo, hacia Cañedo.
Algunas hermosas dolinas circulares, ocupadas con frecuencia por derrumbes
crioclásticos provocados por la erosión nivo-kárstica,
retocan aquí y allá la superficie del macizo, especialmente
en las zonas más innivadas. Los lapiaces, aun estando favorecidos por
una intensa fracturación, no alcanzan la amplitud de sus vecinos de
la sierra del Hornijo o de la Peña Lavalle. Los más atractivos
son, sin lugar a dudas, los que se han originado sobre las capas extremadamente
inclinadas (capping-beds) de los lentejones calcáreos (véase
geología).
Aparte de la compartimentación provocada por la tectónica, el macizo ha sufrido resquebrajamientos provocados, probablemente, por el deslizamiento de las capas calizas sobre su basamento margo-calcáreo. Una de esas fracturas abiertas es muy espectacular y ha formado, detrás de Valtudón, un corredor largo y profundo colmatado por bloques y tierra. Sus efectos son visibles doscientos metros más abajo, en el interior de la Cueva del Lobo, donde ha cortado conductos más antiguos. Este fenómeno es parejo de otros similares, donde grandes roturas han seccionado los antiguos conductos subterráneos (fondo del Cañón Rojo en la Cueva Fresca, fondo de la Cueva del Hoyo Salcedillo). Podría estar relacionado con imponentes fenómenos de descompresión posteriores a la retirada de los glaciares (¿?) o bien con procesos de neotectónica (véase también el problema tratado al abordar la descripción de las cuevas de la base del anticlinal de Socueva —fondo de la Cayuela, Cueto—).
Observando las cavidades más destacables del macizo
de Peña Lusa, inmediatamente se aprecia un sentido principal de drenaje
que tiene lugar desde el oeste (provincia de Burgos) hacia el este, siguiendo
el buzamiento general del substrato impermeable (areniscas de La Breña)
y a lo largo de grandes distancias.
Sin embargo, el punto de emergencia de este acuífero sigue siendo un
gran enigma. Algunos autores han evitado el problema al señalar que
las aguas afluyen a las cabeceras del río Argumal, pero en todo el
barranco que le sirve de cauce no hay otra cosa que insignificantes aportes,
y, aguas abajo, el curso que discurre sobre las areniscas muestra un caudal
mínimo o nulo durante el verano.
Por tal motivo, hemos querido imaginar un discurrir más hacia el este
de los cursos de agua subterráneos, a pesar de la desaparición
de los lentejones calizos. De hecho, las margas calcáreas basales son
karstificables y se prolongan varios kilómetros a lo largo del flanco
derecho del valle del río Gándara.
Página inicial Karstexplo | Karst de los Alpes | Cuevas del Alto Asón